«Si no entiendo lo que ocurre no puedo estar en un sitio» me dice una amiga, que tiene la necesidad de saber y predecir todas las variables antes de realizar cualquier actividad.

Sus vacaciones siempre están perfectamente planificadas. Así, su pareja y sus hijos saben con exactitud a qué hora sale el avión, a qué hora estarán comiendo, y cuál es el horario para dormir. Me imagino cómo disfrutaría con un panel de control como el del encabezado para hacer seguimiento de todos los aspectos de su vida.

Y así como es para sus vacaciones, lo es para su trabajo, para las reuniones sociales, para la práctica de deporte. Es una maniática del control.

Yo controlo mi cuerpo

Rafael lucha con los auxiliares del hospital que intentan quitarle la ropa y hacer que se recueste en la cama. Lo han traído en ambulancia desde la residencia para personas de la tercera edad que le sirve de hogar porque presenta un enrojecimiento notable en sus miembros inferiores. La doctora Sanchez sospecha de una infección por lo que ha solicitado análisis de sangre y orina.

Rafael insiste en que él está bien, que no tiene nada, y que debe marcharse a casa. «No tengo nada, estoy bien» grita con estridencia mientras sujetan sus manos y piernas para evitar que se escape o se quite la vía. Hablar calmadamente con él no ha funcionado. Él cree que controla su cuerpo y que está bien.

La suerte está de mi parte

Paco es jugador compulsivo y siempre está seguro de que esta vez si va a ganar. Su seguridad se basa en una «sensación interior», una especie de «intuición» que se apoya en algunas veces que ha ganado premios menores. «Cada vez que gané algo tenía esa misma sensación», nos dice.

Lo que no nos dice Paco, porque no lo recuerda, es que las veces que no ganó nada también tenía la misma «sensación».

Está seguro de que ganará porque lo desea mucho, y en su mente, desear algo, es lograrlo.

Un líder con una visión única

Steve es un líder caracterizado por su persistencia. Siempre empuja a sus subordinados para que alcancen los objetivos que él se propone, Él «sabe» lo que es mejor para todos y se siente orgulloso de llevar a su equipo al límite de sus posibilidades.

El nivel de rotación en el área liderada por Steve duplica a la media de la organización. Eso no le preocupa, porque «conmigo sólo resisten los más capaces», argumenta cuando le hablan del tema.

La ilusión de control tiene varios niveles y caras.

Pensar en esta necesidad de control me hizo recordar los estudios sobre ilusión de control, y de cómo los seres humanos, en nuestra necesidad de poner orden donde hay caos, somos capaces de racionalizar muchos acontecimientos sólo para mantener esa ilusión de que las variables del entorno las podemos controlar.

Un botón que no hace nada

¿Sabías que el botón «Cerrar» en los ascensores realmente no hace nada?

Botón cerrar en el ascensor

Desde hace más de dos décadas y para evitar accidentes con personas de movilidad reducida, se legisló (en EEUU y luego se globalizó) para que el tiempo de espera para el cierre de las puertas de cada ascensor sea automático, es decir, no depende de los pasajeros. Entonces, ¿para qué existe ese botón?

Es muy sencillo, ese botón está allí para dar la sensación al pasajero de que tiene el control de cuándo abren y cierran las puertas. Al parecer esto tranquiliza a los viajeros del ascensor. Le da la esperanza o ilusión de que él está al mando, y para muchas personas esa ilusión es importante.

Dejarlo en manos del destino

Lo que está destinado a suceder… siempre encontrará una forma única, mágica y maravillosa para manifestarse.

El destino como constructo es extremadamente poderoso. Primero porque nos otorga una sensación de predicibilidad y organización a la vida. Así, no hay caos, todo lo que ocurre lo hace por una razón que escapa a nuestra comprensión. La segunda razón es que es imposible demostrar (y por lo tanto imposible de refutar).

¿Hay cosas que no podemos controlar?

Claro que si. No podemos controlar el resultado de la lotería, los deseos de los amigos, dónde pondrán hoy los radares de velocidad en las carreteras, quien gana el juego de fútbol, y muchas otras variables.

Ni siquiera podemos controlar cosas que pasan con nosotros mismos, como la aparición de una enfermedad o un tic nervioso.

Entonces ¿qué es la ilusión de control?

Una ilusión es una percepción distorsionada de la «realidad»

Una ilusión es la percepción errónea de un estímulo externo

Ilusión del control es la tendencia de los seres humanos de creer que pueden controlar, o al menos influir, los resultados en los que claramente no tienen ninguna influencia.

Wikipedia

La psicóloga de Harvard Ellen Lange investigó en 1975 el interesante tema de la «ilusión de control». En sus estudios, evidenció que las personas tienden a comportarse como si pudieran tener control en situaciones donde es imposible que lo tengan.

En ese trabajo, escribió que «la percepción de no tener control puede tener consecuencias muy negativas. Y al contrario: la ilusión de tenerlo puede tener efectos muy beneficiosos para la salud.»

En este vídeo nos explican la relación de este sesgo con la ludopatía.

La necesidad de control

Como vimos, el ser humano tiene la necesidad de sentir que controla los acontecimientos y las variables de su vida.Pero está necesidad no se presenta de la misma forma en todos nosotros,

Hay personas que asumen sin problema un nivel de incertidumbre. Los aventureros no necesitan conocer todos los detalles de lo que harán.

La necesidad de control es una de las muchas variables que definen o determinan la personalidad. «Perder el control y dejarse llevar» no es un consejo aplicable a todos.

Por ricardo

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