El pie sobre el asiento

Esta es una escena con la que me encuentro con frecuencia. A pesar de que hay muchas indicaciones para que no se haga, hay algunas personas que lo hacen. Ponen un pie en la silla donde después se sentará otra persona.

Las claves del cambio

Esta necesidad de cambiar el comportamiento es algo que ocurre en la ciudad, en las organizaciones, en la familia. En fin, es una historia recurrente.

Quien tiene la posición o el deseo de cambiar el comportamiento del otro suele recurrir a tres fuentes:

Uso del poder

Emplear sanciones y castigos es una estrategia basada en el uso del poder. Quienes tienen ese poder pueden establecer sanciones a quienes infringn la norma. Fue así como logró establecerse en muchos países el hábito de usar el cinturón de seguridad.

El castigo sólo puede ser impuesto por la persona que tiene poder para ello. Por eso digo que es una estrategia de poder.

Lo malo con el uso de esta estrategia es que usualmente requiere la vigilancia constante por parte de la figura de poder. Es costosa y produce mucho desgaste, como para poder pruducir un cambio cultural duradero.

Apelar a la conciencia

Es frecuente escuchar la expresión «tenemos que generar conciencia». Es un objetivo noble pero usualmente impráctico. Cambiar la conciencia no siempre conduce a cambiar el comportamiento. Estoy seguro que si conversamos con la persona de la primera foto, estará de acuerdo en que no está bien poner los pies en el asiento.

A la persona con el colesterol alto no hay que cambiarle la conciencia. Él sabe que comer chorizo lo perjudica. Cambiar la conciencia no cambia el comportamiento. El chorizo lo refuerza ahora. Los buenos hábitos alimenticios, en el mediano y largo plazo. Suele ganar el corto plazo.

¿Cómo producir entonces ese cambio cultural duradero? Hablaremos de ellos en una próxima entrega.

Por ricardo

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