Todo cambia, todo sigue igual

Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.

Giuseppe Tomasi

«El mundo cambia a una velocidad acelerada. Trato de mantenerme al día con nuevas tendencias, pero con frecuencia me siento sobrepasado.» He escuchado afirmaciones similares en varias oportunidades, y en otras he sido yo mismo quien me siento en esta situación.

Afortunadamente para mí he sido bendecido con el amor por aprender cosas nuevas que me permiten reinventarme con frecuencia. La frase que más música produce en mis oídos es «hay un nuevo proyecto». No en vano, INICIADOR es uno de mis talentos predominantes.

Cuando publiqué mi primer curso en Udemy me produjo mucha satisfacción (aunque no mucho dinero). Al terminar de hacer los guiones, grabar, hacer la edición, preparar los materiales complementarios y el test (muchas de esas cosas las tuve que aprender). Al fin lo vi publicado y quería que mucha gente lo adquiera y lo haga, porque quiero obtener el feedback. En ese momento es cuando me doy cuenta que tengo que promoverlo. Y entonces toca aprender sobre publicidad en medios digitales. Como ves, el aprendizaje nunca termina.

La frase con la que comienzo este post es de Giuseppe Tomasi de Lampedusa, en su obra «Il gattopardo» y se suele tomar como una frase cínica, en la que las personas aparentan cambiar para que todo siga igual.

Yo creo que podemos hacer otra lectura de la misma. El ser humano cambia todas las células de su cuerpo, y en dos meses ya han cambiado todas. Pero tu, a pesar de todo, sigues siendo el mismo. El cambio es vital para la existencia misma. Pero aún cambiando, seguimos siendo los mismos.

¿Vivimos una época de cambios?

En algunas oportunidades los juegos de palabras me fastidian porque a veces no les encuentro sentido o me parecen otra exageración más. Como esa en la que se dice,

no es una época de cambios, es un cambio de época.

Creo que simplemente nos toca asumir que de ahora en adelante nada será igual. Y que no tiene sentido «llorar por la leche derramada».

Estamos viviendo en una época de cambios constantes y rápidos en muchas áreas de nuestra vida, desde la tecnología y la comunicación hasta la cultura y la política. Hay varias razones por las que se dice que estamos en una época de cambios.

En primer lugar, la tecnología ha avanzado enormemente en las últimas décadas y ha cambiado la forma en que vivimos y nos comunicamos. La era digital ha traído consigo la llegada de nuevas formas de conectividad, la automatización de procesos y la inteligencia artificial. Esto ha creado una sociedad cada vez más conectada e informada, con acceso a información y recursos en tiempo real.

En segundo lugar, los cambios en la economía global están impulsando la innovación y la creatividad en todo el mundo. La globalización ha permitido el acceso a nuevos mercados y ha aumentado la competencia, lo que ha llevado a las empresas a innovar y adaptarse a nuevas circunstancias. La economía digital ha llevado a la creación de nuevas formas de trabajo y modelos de negocio, como el teletrabajo y las empresas basadas en la economía compartida.

En tercer lugar, estamos experimentando cambios culturales significativos que están transformando la sociedad. Las ideas y los valores están cambiando, lo que ha llevado a una mayor inclusión y diversidad en todos los ámbitos de la vida. La identidad de género, la aceptación de diferentes orientaciones sexuales y la lucha contra el racismo y la discriminación son solo algunos ejemplos de los cambios culturales que estamos viviendo.

Por último, la pandemia de COVID-19 ha acelerado aún más estos cambios. La forma en que trabajamos, nos comunicamos, hacemos negocios y vivimos nuestras vidas ha cambiado drásticamente. La pandemia ha creado una mayor conciencia de la necesidad de cuidar nuestra salud y la del planeta, y ha llevado a cambios en la forma en que hacemos las cosas.


 

¿Hay realmente resistencia al cambio?

La resistencia al cambio es un fenómeno natural y común en los seres humanos debido a la forma en que nuestro cerebro está diseñado.

En términos evolutivos, nuestro cerebro ha evolucionado para buscar la seguridad y la estabilidad, y es natural que resistamos los cambios que percibimos como una amenaza a nuestra seguridad. El cambio a menudo significa salir de nuestra zona de confort y adentrarnos en lo desconocido, lo que puede provocar miedo, ansiedad e inseguridad.

Además, la resistencia al cambio también puede estar relacionada con una falta de comprensión o de conexión emocional con la necesidad o el propósito del cambio. Cuando las personas no ven la necesidad o el beneficio del cambio, es más probable que se resistan.

La resistencia al cambio puede estar relacionada con la falta de confianza en el liderazgo o en el proceso de cambio en sí. Si las personas no confían en la capacidad de los líderes para implementar y gestionar el cambio adecuadamente, es más probable que se resistan al cambio.

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